"Medio siglo de reforma universitaria". Por el Doctor Armando Hart Dávalos.

Rememorar el aniversario 50 de la Reforma Universitaria que tendrá lugar el próximo año nos obliga a comprometernos con el propósito de investigar, estudiar y promover el papel desempeñado por nuestras universidades en la forja de la identidad nacional en su larga historia, desde los tiempos de gestación en los finales del siglo xviii hasta el presente, y de encarar los retos que tenemos en estos inicios del siglo XXI en medio de un enconado combate ideológico y de vertiginosos avances científico técnicos.

Al mismo tiempo, este significativo aniversario suscita en mí recuerdos y reflexiones relacionados con la reforma universitaria emprendida el 10 de enero de 1962, en homenaje a sus grandes precursores, en especial a Julio Antonio Mella, su símbolo más alto, que desde los inicios de los años veinte de la pasada centuria había levantado esa bandera. Este acontecimiento, junto con la conclusión de la Campaña de Alfabetización en diciembre de 1961, dio un mayor impulso a los programas educaciones, culturales y científicos que desde 1959 se colocaron en el vórtice de las aspiraciones y necesidades inmediatas del país.

En América Latina y el Caribe las universidades han desempeñado un destacado papel político. En nuestro país, la educación y el ejercicio de la pedagogía están insertados en la forja de la nación. Varela, Luz y Mendive con su magisterio contribuyeron a inculcar en la juventud el ideal patriótico, Céspedes alfabetizó en San Lorenzo, en la Sierra Maestra, Martí ejerció la docencia y expuso ideas muy avanzadas para su tiempo acerca del papel de la educación y la necesidad de vincular el estudio con el trabajo socialmente útil. Mella, fundador de la Universidad Popular “José Martí”, defendió el derecho, hoy efectivo, de los trabajadores al acceso a la educación superior. Y Fidel, desde La Historiame Absolverá, proclamó entre las grandes consignas revolucionarias de la Patria oprimida, la educación del pueblo, tarea que desde el triunfo revolucionario ha priorizado con su ejemplo, orientación sistemática y actividad incansable.

Esto se aprecia muy claramente en las ideas de José Martí y de Fidel Castro, por ello, es necesario estudiar la historia revolucionaria cubana desde sus orígenes para enfocar el trabajo a realizar hacia el futuro. He ahí la razón del alcance de las ideas políticas y revolucionarias cubanas y del socialismo.

Asimismo, debemos dirigir hoy nuestro primer pensamiento al Comandante Ernesto Che Guevara, asesinado hace 44 años en el poblado boliviano de La Higuera, a quien le fuera otorgado el título de Doctor Honoris Causa en Pedagogía por la Universidad Central Martha Abreu de Las Villas el 28 de diciembre de 1959 y que sus elevadas cualidades intelectuales y su preocupación constante por la educación, la ciencia y la cultura lo hicieron mostrar un particular interés por la Reforma General de la Enseñanza y por la Reforma Universitaria, lo cual pude constatar durante mis años en el Ministerio de Educación.

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