Paradigma de la Salud Pública Cubana

…como paradigma de la salud pública cubana

Hablar del Dr. Abelardo Ramírez Márquez es un honor, como lo fue trabajar a su lado y compartir momentos duros para ganar batallas.

 

Luchó por sus sueños, los sueños de su pueblo, los de todos los pueblos, por eso, cuando escuchamos la definición de Revolución dada por nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, no nos cabe duda que fue un ejemplo de estudiante, trabajador, directivo, salubrista, combatiente y compañero. Fueron destacadas sus manifestaciones de solidaridad humana, relaciones interpersonales y un comportamiento de excelencia, en el medio familiar y social, desde su niñez.

 

Su sentido del momento histórico estuvo siempre presente. Sus inquietudes por las injusticias imperantes en la época de estudiante, lo motivaron a formar parte de los movimientos de avanzada por el reclamo de la justicia social y el bienestar de las personas. Se integró al Movimiento 26 de Julio en la lucha clandestina, para ser, desde ese momento, un combatiente de la revolución.

 

Al triunfo de la Revolución , en plena juventud, continuó con su tenaz dedicación al trabajo de los movimientos estudiantiles primero y organizaciones juveniles después, con marcada entereza y firmes condiciones revolucionarias. Participó en la campaña de alfabetización y en la fundación de las milicias universitarias como dirigente estudiantil.

 

Formó parte de los médicos graduados en el Pico Turquino, colectivo que estableció compromisos muy marcados con la Revolución y estos fueron sin lugar a dudas ampliamente cumplidos por el Dr. Abelardo Ramírez Márquez, quien se desempeñó posteriormente como dirigente administrativo y como internacionalista con su participación en Armenia, Colombia, Perú y Nicaragua y en el aseguramiento de eventos trascendentales en Cuba como el XI Festival de la Juventud y los Estudiantes, VI Cumbre de los Países No Alineados y en Juegos Panamericanos y Centroamericanos.

 

Jugó un importante papel en incontables momentos en las transformaciones de la salud pública cubana en Programas Nacionales tales como: Garantía y Calidad de la Atención Médica , Materno Infantil, Enfermería, Servicio Social, Genética, Acreditación a Hospitales, Programa del Médico y la Enfermera de la Familia, Programa Integral de Higienización Ambiental (PIHA), Programas de Prevención de Enfermedades Transmisibles, Programa Nacional de Medicamentos y de Medicina Natural y Tradicional, así como en tareas de organización y reorientación del Sistema Nacional de Salud, como en el Sistema Nacional de Estadísticas, Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas, Institutos de Investigaciones, Sistema Nacional de Vigilancia en Salud y Unidades de Análisis y Tendencias en Salud (UATS).

 

Otros aportes a destacar son, creación y desarrollo de los Departamentos de Epidemiología Clínica en los servicios hospitalarios, integración de la Higiene y Epidemiología a la atención primaria y la creación de la Vicedirección de Higiene y Epidemiología al nivel de policlínicos y reorganización de la estructura orgánica y funcional de la Higiene y Epidemiología.

 

Su visión salubrista traspasó el marco nacional y se pone de manifiesto al crear el Centro Latinoamericano de Medicina de Desastre (CLAMED) para dar respuesta al principio inviolable del pueblo cubano de brindar ayuda solidaria y desinteresada a todos los pueblos que han sido afectados por desastres causados por fenómenos naturales y antropológicos a través de la formación y la investigación relacionadas con este aspecto, sin tener en cuenta diferencias ideológicas ni sociales e inspirados en el humanitario sentimiento de mitigar el dolor que generan las catástrofes, lo que enfrentó con éxito en múltiples situaciones y le permitió acumular notables experiencias en el cumplimiento de las medidas de preparación y disminución de daños, en desarrollar estudios de las premisas de desastres en los territorios, en el conocimiento de la vulnerabilidad y en la planificación realista de acuerdo a los recursos locales existentes.

 

En tal sentido, aunó esfuerzos, personalidades y profesionales intra y extrasectoriales; definió la misión y objetivos de trabajo y creó una auténtica cultura organizacional, sentido de identidad y pertenencia en los trabajadores del centro, lo que también generó un gran compromiso con la organización y con la comunidad internacional a prestar especial atención a la cooperación para la reducción de los desastres.

 

Trabajar 30 años a su lado, bajo su dirección, ha tenido un valor incalculable para mi formación teórica y práctica, igual para los numerosos directivos, profesores y profesionales vinculados con la salud pública y la administración del Sistema Nacional de Salud en todos los niveles en los que ejerció su labor, por su manera de tratar a todos los que le rodeaban, su nivel profesional y técnico y los valores que poseía, lo convirtió en un formador de recursos humanos para la salud. Enseñó con su ejemplo, pero también se desempeñó como Profesor en el Instituto de Desarrollo de la Salud, Escuela de Enfermeras, Instituto Superior de Ciencias Médicas y en la Escuela Nacional de Salud Pública, donde en 1996 apoyó la creación del Centro de Perfeccionamiento Gerencial y se desempeñó como Jefe de la Cátedra de Salud y Desastres. También es de destacar su participación en las especialidades médicas y elaboración de sus programas de desarrollo, planes de docencia médica y técnica, así como de capacitación en salud.

 

En su condición de militante del Partido y combatiente de la Revolución cubana, desarrolló con éxito su extensa labor como conductor en el Sistema Nacional de Salud, por lo que considero, sin temor a equivocarme, que ha sido el dirigente más constante, acometedor, creativo, querido y apreciado que ha tenido este sector en todos los tiempos.

 

Su esfuerzo por superarse para ser más útil a la Revolución se pone de manifiesto en que no conforme con ser Doctor en Medicina realiza estudios para graduarse de Máster en Salud Pública y de Especialista de I y II Grado en Organización y Administración de Salud, queriendo complementar también su formación se graduó como Licenciado en Ciencias Sociales, en la Escuela Nacional del Partido “Ñico López.”

 

Desafiando su situación laboral, dado los innumerables cargos que desempeñó y su propia salud, no dejó nunca de superarse y se esforzó para obtener el doctorado en ciencias de la salud, título que lamentablemente le fuera otorgado “post mortem.”

 

Sus valores, modestia, desinterés y altruismo, el participar en trabajos voluntarios, zafras, ser cumplidor de la emulación, donante de sangre, cederista y trabajador de filas, lo hicieron delegado a los Congresos del PCC y miembro del Comité Provincial del Partido en la provincia Ciudad de La Habana.

 

Solidario y amigo, por estar siempre presente en momentos difíciles, con la sinceridad que lo caracterizó, unido a la exigencia y a no violar los principios éticos.

 

Su labor profesional ha estado enriquecida por los valores y atributos propios del hombre digno. Su espíritu de sacrificio, consagración, audacia e inteligencia, lo ubica, además de otras múltiples responsabilidades ocupadas, como el Vice Ministro que en la Historia de la Salud Pública Cubana haya estado más tiempo en el cargo, con un trabajo sostenido y de avanzada.

 

Por todo ello lo caracterizo como el Hombre Modelo y Revolucionario de todos los tiempos, en su comportamiento humano, en lo que debe ser un dirigente de la salud pública cubana, ejemplo para las viejas y nuevas generaciones.

 

La Escuela Nacional de Salud Pública, se honra al honrar al Dr. Abelardo Ramírez Márquez, ejemplo de revolucionario, convocando en este aniversario de su muerte un Simposio en su memoria. También, al honrar a la Cátedra de Dirección en Sistemas y Servicios de Salud y el Centro Latinoamericano de Medicina de Desastre con su prestigioso nombre.

 

Va unido a este homenaje el compromiso de ser cada día mejores salubristas, mejores seres humanos y mejores revolucionarios.